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Delfino Vargas Chanes: Reflexiones sobre pobreza y desigualdad

Por Jose Rodrigo Pozón, director de Comunicación Institucional

Profesor de licenciatura y posgrado e investigador de nuestra Facultad de Negocios, el Dr. en Sociología por la Universidad Estatal de Iowa, Delfino Vargas, ha desarrollado una destacada trayectoria académica en instituciones como la Clínica Mayo, las Universidades de Pensilvania y Estatal de Arizona o el Colegio de México, entre otras. Ha recibido la Medalla Gabino Barreda que otorga la UNAM y el premio a la excelencia por su disertación doctoral en la Universidad Estatal de Iowa. Es miembro del Sistema Nacional de Investigación (S.N.I.), nivel 1.

Sus áreas de expertise son salud y sociedad; pobreza, marginación y desigualdad; metodologías estadísticas, de investigación y de medición aplicadas a estudios sociales. Desde 2008 ha trabajado en un proyecto para la medición de la pobreza multidimensional, tema sobre el que conversamos con él en esta entrevista.

Dr. Delfino, ¿qué es la pobreza multidimensional?

La pobreza adquiere diferentes dimensiones: una es el ingreso y otra son el número de carencias sociales, tales como rezago educativo, hacinamiento, acceso a servicios de la vivienda, de salud, de seguridad social o de alimentación. La pobreza multidimensional consiste en tener al menos una de estas carencias y estar por debajo de la línea mínima de bienestar general. En esa condición están 52 millones de personas en México.

Los últimos años ha trabajado en una propuesta para su medición, ¿en qué consiste?

En el desarrollo de modelos estadísticos avanzados de medición que arrojen datos precisos a nivel estatal y después a nivel municipal. Lo que se llama en términos estadísticos modelos para estimación en áreas pequeñas. He trabajado en ello junto a seis investigadores de otras latitudes (Estados Unidos e Inglaterra) y desde el pasado diciembre se hicieron públicos los resultados de la investigación, que se pueden consultar en la página del CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).

Una propuesta innovadora

Dichos modelos han sido propuestos desde 1980 pero solo en la actualidad han tomado formas más complejas que responden al tipo de datos con los que se cuenta. México es, a mi entender, el primer país del mundo que usa este enfoque de medición multidimensional. En otros países la pobreza sólo se mide por ingreso, pero en el futuro cercano se tendrán que adoptar metodologías más avanzadas y el Banco Mundial tendrá que voltear a nuestro país para ver nuestros avances. 

¿Son la pobreza y la desigualdad el mayor problema de México?

La desigualdad es uno de los mayores problemas del país, ya que implica que la pobreza sea más acentuada. El índice de Gini mide la desigualdad por ingreso y en México es cercano a 0.5, una situación bastante compleja. Este dato se ha mantenido alto con los años, lo que significa que la desigualdad sigue siendo un problema de alta prioridad que no ha sido resuelto.

El contexto mundial actual, ¿nos acerca o nos aleja a la solución de estos problemas?

Desde luego que las crisis económicas han golpeado fuertemente a los ciudadanos y esto aleja cada vez más de las metas de disminuir la desigualdad y la pobreza. Lamentablemente esto tiene implicaciones serias, por ejemplo los jóvenes con licenciatura hoy tienen menor probabilidad de acceso a su primer trabajo, menores prestaciones, comparado con el 2005, lo que ha provocado movimientos sociales como el de los indignados.

¿Cuáles son los mejores medios para combatir esta situación?

Puesto que la pobreza es multidimensional las soluciones también lo son y por ello los esfuerzos deben enfocarse a diferentes aspectos (educación, salud, vivienda, servicios financieros, etc.). Es un problema bastante complejo que atañe tanto al Gobierno como al sector empresarial y a la sociedad civil. Al Gobierno le corresponde garantizar que los ciudadanos en extrema pobreza (por debajo de la línea de bienestar y con muchas carencias sociales) tengan los medios mínimos para sobrevivir e impulsarlos hacia la movilidad social ascendente. Existe otro segmento de pobres moderados (por debajo de la línea de bienestar con más de una carencia), con los que se pueden realizar programas de emprendimiento. Por su parte, la sociedad civil puede contribuir por medio de organizaciones del tercer sector (por ejemplo, los llamados negocios inclusivos). En cuanto a los empresarios, pueden sumar con programas de responsabilidad social corporativa que faciliten el derrame de recursos hacia sectores sociales marginados donde no necesariamente se busca un retorno de la inversión, sino más bien promover el bienestar social. 

¿Y la mayor dificultad?

Los programas deben actuar de manera coordinada. Existen muchas organizaciones y programas, descoordinados entre sí. Incluso los programas sociales del gobierno federal carecen de un padrón único que identifique a los receptores de ayudas provenientes de distintos programas sociales. Esto ralentiza el efecto positivo, al dificultar conocer que los receptores sean los que realmente lo necesitan y evitar duplicidad. Otro reto es que se aplican dichos programas con un enfoque unidimensional. Si sólo atacan el lado del ingreso y descuidan la educación se crea un sentido de dependencia en los incentivos económicos del estado. Eso es un reto a superar.

¿Qué papel juega la educación?

Es importante, pero no basta con enfocarse a una sola dimensión. Un ejemplo extremo: si el problema fuera sólo el ingreso entonces una persona analfabeta se puede gastar el dinero en cervezas. Todas las dimensiones son relevantes y ahí está el reto.   

El Secretario de Hacienda manifestó recientemente que, si nos ceñimos a definiciones y estándares internacionales (citó a la ONU), México ya dejó de ser un país de pobres para convertirse en un país de renta media. ¿Está de acuerdo? 

El secretario de Hacienda sabe argumentar en ese sentido y aferrarse a las definiciones de esos estándares, pero de acuerdo a las definiciones del CONEVAL no veo cómo conciliar esa apreciación con los datos de pobreza. ¿Dónde escondo esos 11 millones de pobres para poder hacer una afirmación de este estilo?, se requiere de mucha creatividad para hacer tal afirmación.

¿Cuál es el origen y causas de la pobreza y la fuerte desigualdad actual en México?

Para empezar, la repartición inequitativa del ingreso. Después, los modelos económicos que se han dado en las últimas décadas, lo explico. Las políticas de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) en los años 70 se basaron en el concepto de desigualdad estructural, según el cual el subdesarrollo era un mal necesario y el desarrollo de unos cuantos era suficiente, lo que provocó un creciente número de pobres y una alta desigualdad. En los 80, después de las crisis cíclicas que sufrimos, se tendió a liberalizar la economía; es decir, liberar la fuerza de los mercados y restar la participación del estado. Se tenía la idea de “a mayor desigualdad mayor crecimiento”, lo que explica un poco el caos en el que hoy vivimos. Sin embargo, en la CEPAL terminaron por darse cuenta de que es al revés, “a menor desigualdad mayor crecimiento”. Esa es la luz para resolver muchos de los problemas sociales que hoy tenemos en América Latina.

            Entonces, ¿la desigualdad impacta más en la pobreza que el crecimiento económico (PIB)?

Sí, pero al final del día al resolver la desigualdad cabe la posibilidad de tener un mayor crecimiento económico. Tú tienes una población que ya no es pobre, entonces la puedes educar y ella misma tendrá elementos para emprender y mover el círculo virtuoso de consumo y producción. Pero si esta población no tiene acceso a la alimentación básica, ¿cómo puede tener la energía suficiente para emprender e integrarse a la economía?   

En un país como México, ¿cómo hacer efectiva la igualdad de oportunidades?

A través de la redistribución de la riqueza. Esto no quiere decir que me pare en cada esquina a repartir dinero, más bien que exista una política pública que asegure una redistribución del ingreso más equitativa; que haya más programas sociales y mejor coordinados; que integre a la población en extrema pobreza a la cadena de valor, a la economía formal; y con mayor participación de todos los sectores de la sociedad (gobierno, empresarios, sociedad civil). El desarrollo estructural del país consiste en disminuir la inequidad. 

Mencionaba antes a los indignados, un fenómeno internacional protagonizado por jóvenes con una gran desilusión respecto a su futuro por cuestiones como el desempleo o la supervivencia económica, ¿por qué surge este movimiento?

En esencia nace de la falta de opciones que el propio sistema ha dejado de crear. La desigualdad de la distribución en el ingreso provoca que los CEOs de las grandes corporaciones ganen cantidades exorbitantes en salarios y compensaciones, mientras los jóvenes universitarios recién egresados no tienen la oportunidad de obtener su primer empleo digno con prestaciones que les permitan asegurar su futuro. Un efecto parecido a diferente escala (y quizás con orígenes diferentes) ha sido el incremento de cifras en los jóvenes sin educación ni oportunidad de trabajar (los llamados NINIs, que Ni estudian Ni trabajan). Las causas pueden explicarse tanto de manera individual (por ejemplo, falta de resistencia psicológica), como social (falta de oportunidades), pero en el fondo lo que sucede es que el propio sistema capitalista necesita ser revisado porque está causando inestabilidad económica y una gran ola de indignados en todo el mundo.

Para usted, ¿qué investigaciones siguen? 

Tengo en mente crear un centro de investigación en medición social para estudiar el efecto de los programas sociales en el tiempo. Mi perspectiva es que para mejorar un programa hay que medirlo. Por mucho tiempo nos hemos quejado de que los programas no funcionan y por ello yo me preocupo más por la medición para saber dónde y cómo operar los programas.

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